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sábado, 15 de abril de 2017

Reseña: LOS VAMPIROS NO CREEN EN FLANAGANS (ANDREU MARTÍN & JAUME RIBERA)

Los vampiros no creen en Flanagans es el noveno libro de la saga del detective Flanagan, escrito por Andreu Martín y Jaume Ribera. Es un libro de una saga juvenil, a partir de 12 años, pero yo creo que lo disfrutarían jóvenes y menos jóvenes. (Este libro forma parte del Reto Libros Olvidados.)



Título: Los vampiros no creen en Flanagans
Autor: Andreu Martín & Jaume Ribera
Año de publicación: 2002
Número de páginas: 208
ISBN: 9788466716482
Género: Literatura juvenil, detectives, novela negra




SINOPSIS:
Flanagan no cree en vampiros, al menos cuando luce el sol. ¿Y de noche, solo en un castillo en ruinas, en una comarca famosa por su cosecha de cadáveres desangrados? Una apuesta estúpida llevará a Flanagan a una situación terrorífica. Lo que pensaba que serían unas plácidas vaciones de fin de año en la nieve, se convierte en una sucesión de sustos, situaciones peligrosas y personajes enigmáticos. Un asesino convicto y presunto vampiro escapado de la cárcel, un escritor plagiario, un tataranieto de vampiro legendario, una chica guapísima que no dice todo lo que sabe, un peligroso gángster de pueblo…, todos se mueven en un escenario de montañas nevadas y cubiertas de bruma. Mientras tanto Flanagan trata de resolver el misterio más desconcertante al que jamás se ha enfrentado. Y por si fuera poco tiene otras preocupaciones. Por ejemplo, la que representa el niño pijo empeñado en quitarle su novia, Nines, o la búsqueda del enmascarado del que se ha enamorado María Gual, o un cursillo acelerado de esquí con seguro incluido por si hay que ir al traumatólogo. Flanagan va a necesitar mucho ingenio para poder con todo.

Este libro está formado por 13 capítulos, protagonizados y narrado en primera persona por Juan Alguera, o lo que es lo mismo Flanagan.

Todo comienza con Flanagan, Nines y unos amigos ricos de ésta (otros distintos a los de Flanagan de Luxe) en el chalé que los padres de la chica tenían en Sant Pau del Port. Estaban contando historias de terror auténticas, hablando acerca de los serial killers auténticos que han habido en España, cuando se les ocurre que muy cerca de allí vivió y actuó el vampiro de Termals, un asesino de una pequeña localidad llamada Floc llena de nieve y pistas donde podrían ir a esquiar e investigar para fin de año. Y allí que se van Flanagan, Nines y sus amigos Cristian, Fernando, Román y Lourdes.
Así, empieza una serie de aventuras y líos en los que siempre se acaba metiendo Flanagan, con asesinatos, robos, desapariciones y misterios, sin olvidar un caso encargado por su amiga María Gual. Un montón de berenjenales, como diría él.


Para mí, este es el libro en el que Flanagan empieza a madurar y se nota. Es bueno. Tenemos un Flanagan con ya 17 años, a las puertas de la madurez. Y con él también mejoran sus casos, más adultos, más serios, con más intrigas y giros. Es aquí donde Flanagan verá su primer muerto real.
Me ha gustado mucho. A la altura de la historia de Los gemelos congelados. De hecho en un ambiente similar, un caso del presente y del pasado, un pueblecito en la montaña...
Hay mucha aventura, emociones, intrigas, engaños... Nada que envidiar a una novela negra hecha y escrita para adultos. Yo lo soy y esta me ha encantado.

Por cierto, me ha gustado mucho la referencia a las probabilidades que se hace. Es muy simple pero no todo el mundo lo ve.

En el libro hay muchas referencias a libros anteriores. Yo los llevo leyendo desde hace 20 años, por lo que no los recuerdo bien. Así pues, se puede leer sin haber leído los anteriores, pero siempre es recomendable ir en orden para conocer, al menos, a los personajes recurrentes.

Lo mejor: Flanagan, siempre Flanagan. Toda la historia en sí.

Lo peor: Los últimos capítulos ya eran un poco predecibles.

Súper recomendable a los fans de Flanagan. De los mejores libros de la serie. Y si no lo eres, te harás fan con él. ¡Maravilloso!

Puntuación: 5/5

NOTA: Muy buena la mención al chiste del comepiedras. ¿Qué pasa? ¿No lo conocéis? ¡Vaya! Será que ya tengo una edad...


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