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domingo, 18 de noviembre de 2012

Manualidades: CARTERA DE PAPEL I

En ocasiones, nos gusta hacer cosas únicas y nos enorgullece haberlas hecho con nuestras propias manos.
Hoy quiero mostrar una cartera de papel que hice el otro día. Usé como materiales: papel de cómic, forro de libros del que se pega, forro del que no se pega, cartón de una caja de cereales, hilo, pegamento, celo y velcro. No me ha quedado demasiado bien, pues es difícil forrar las partes. Además, la próxima vez, el cierre lo colocaré en otro lugar.
Espero que os guste.

Aquí otra cartera que hice después, ya corrigiendo fallos de la anterior, como el broche y que no me quedaran los dibujos cabeza abajo. ¿Qué os parecen?

domingo, 11 de noviembre de 2012

Personaje: FLANAGAN (ANDREU MARTÍN Y JAUME RIBERA)

Hoy quiero presentar, para quien aún no lo conozca, a un personaje de una serie de novelas cuya personalidad e imaginación os cautivará. Se trata del protagonista de una serie de novelas juveniles, aunque yo diría que es apto para todos los públicos. Su nombre es Flanagan, un joven detective al que vamos viendo crecer, tanto físicamente como profesionalmente, durante una larga lista de historias que os cautivarán. Flanagan, un personaje creado por Andreu Martín y Jaume Ribera allá por 1988 y cuya última historia se publicó en 2009, es un adolescente que vive en Barcelona con sus padres. Tiene los típicos problemas de su edad y algunos más, ya que, además de los deberes habituales de un joven de 14 años (edad que tiene en el primer libro) en el instituto o en casa con sus padres, Flanagan resuelve misterios. En principio, sólo pequeños favores a sus compañeros de clase, pero acaba resolviendo casos graves y peligrosos, como robos, desapariciones, secuestros o asesinatos. Como bien dice él: No hay que jugar a ser detectives. O lo eres o no lo eres.
Aquí os dejo la lista de libros que, de momento, existen en castellano, junto con su año de publicación, y una breve sinopsis de cada uno:
  • No pidas sardina fuera de temporada (1988)
Juan Anguera, alias Flanagan, es un adolescente de 14 años que se ha metido a detective para ganar un dinerillo extra. Ayuda a sus compañeros de instituto en casos sencillos, junto con su hermana, su fiel colaboradora. Pero se va enfrentar a una investigación con delitos de verdad que le va a hacer madurar y crecer.



  • Todos los detectives se llaman Flanagan (1991)
Esta vez, Flanagan se ve arrastrado a una investigación sobre la desaparición de un niño. Además, tiene que lidiar entre dos amores: la morena y gitana Carmen y la adinerada y rubia Nines.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Cuento: LOS VIAJES DE GELA (V)

Ahora Gela veía el mundo desde otra perspectiva. Desde arriba. Estaba sólo a un piso de altura, pero para su pequeño tamaño implicaba un gran cambio. Miraba a su alrededor: primero a un lado y a otro, arriba y abajo y vuelta a empezar. Ni rastro de Oli. Así, que decidió que tenía que pensar como bajar de ahí.
En primer lugar, sopesó bajar tal y como había subido, pasando entre los huequecitos que había entre las rejas, pero desechó la idea al arrimarse al borde y sentir un ligero mareo. ¡Las tortugas no eran animales de grandes alturas! Entonces, se dio la vuelta y examinó lo que había tras ella. Vio una estancia, que ella supuso habitada por humanos, pero no parecía haber rastro de ninguno de ellos, de ahí que decidiera actuar deprisa, antes de que volvieran. Empezó a correr todo lo deprisa que sus patitas le permitían y... ¡CHAF! Se dio un golpe. Algo invisible le impedía pasar y dolía. “¿Qué está pasando aquí?”, se preguntaba temerosa la tortuguita. Se aproximó con cautela al misterioso ser y empezó a buscarlo, despacio, oliendo y palpando con su cabecita el lugar. Enseguida notó algo frío y liso. Era el cristal de la puerta del balcón, tan limpio que Gela no lo había, ni tan siquiera, intuido. Por ahí no podía pasar.
Buscó y buscó un resquicio donde no hubiera cristal, sin éxito. Así pues, tuvo que volver a su idea inicial: saltar.
Se asomó al balcón lentamente, examinándolo cuidadosamente. Desde luego, si saltaba, quizá ni su resistente caparazón pudiera protegerla. Tenía que pensar otra solución. Mientras meditaba y buscaba una alternativa, vio una bolita oscura que se movía en la calle. Era Oli, que había salido de su escondite y la buscaba.